Educación
ambiental para la sustentabilidad: consideraciones conceptuales y prácticas
para su futuro.
El
desarrollo y la crisis ambiental.
Los patrones actuales
de producción y consumo son insostenibles y han tenido como consecuencia la
profundización y ampliación de la pobreza y la destrucción de los ecosistemas.
Tales patrones están ligados al concepto convencional y predominante de
desarrollo.
La tendencia que ha
llevado a igualar desarrollo con crecimiento cuantitativo generó que los
gobiernos nacionales tomaran al mundo como un escenario de lucha económica,
donde los países compiten por una mejor posición en el Producto Mundial Bruto
(PMB), es decir, el valor total de la riqueza producida por la sociedad planetaria.
De esta manera se ha dado una subordinación gradual de todos los aspectos de la
vida social a las formas dictadas por la economía del Norte.
El
término: educación ambiental para la sustentabilidad.
La educación, como
fundamento de la sustentabilidad, se reafirmó en la Cumbre de Johannesburgo
mediante un compromiso plasmado en el Capítulo 36 de la Agenda 21 de la Cumbre
de Río, realizada en 1992.
Dimensiones
y planos a profundizar en la educación ambiental para la sustentabilidad.
1) Dimensión política
La educación ambiental para la sustentabilidad debe canalizar esfuerzos en la
construcción de sujetos críticos que asuman posturas claras y en colectividad,
y amplíen los espacios de gestión social y garanticen, desde sus propias
prácticas, las condiciones de diálogo, de respeto y de participación como
derechos que son indispensables para la sustentabilidad.
2) Dimensión ecológica
Cualquier concepto de sustentabilidad que no gire alrededor del principio que
enfatiza la dependencia de las sociedades humanas hacia los ecosistemas, no
tiene sentido. Esto puede sonar a verdad de Perogrullo, pero cabe recordar que
existen posiciones, ya mencionadas, que entienden la sustentabilidad como la
estrategia para garantizar el crecimiento económico, lo que lleva, bajo tales
posturas, a rechazar mecanismos de control, que no sean los del propio mercado,
sobre el empleo y administración de los ecosistemas; es decir, paradójicamente
existen propuestas para una sustentabilidad no ecológica.
3) Dimensión
epistemológica y científica. Redclift (1997), como muchos otros, se pregunta:
“¿está capacitada la ciencia ante la tarea que enfrentamos –equipar a las
sociedades humanas para manejar el medio ambiente de manera sustentable?” y
este mismo autor reconoce que la autoridad social de la ciencia y la tecnología
está siendo, en este sentido y en otros, enjuiciada, especialmente en los
países del Norte. Hoy se pone en duda que la labor cognoscitiva, y la práctica
que de ella se deriva, esté contribuyendo a acercarse al mundo o a las
realidades regionales, de la manera realmente esperada por la gran mayoría de
la humanidad. Como plantea Prigogine (1989) la ciencia pasó en 150 años de ser
“una fuente de inspiración a ser una amenaza de destrucción de conocimientos,
de las tradiciones, de las esperanzas más enraizadas en la memoria cultural: no
es tal o cual consecuencia tecnológica o resultado científico, sino el mismo
[espíritu científico] el que se ve acusado.”
4) Dimensión pedagógica
Se refiere a la planeación y diseño de situaciones de aprendizaje, la relación
comunicativa entre los actores del mismo (aspecto al que se le dedicará un
apartado completo por la relevancia que tiene y la escasa atención que se le ha
dado) y de sus instrumentos didácticos (como materiales y medios de difusión)
para facilitar la comprensión de la realidad y su transformación en el plano
personal y comunitario. La teoría de aprendizaje que subyace a este diseño
pedagógico parte de privilegiar al diálogo y de entender que el conocimiento es
una producción colectiva derivada de un proceso de aprendizaje a través de la
cual los sujetos que comparten una misma realidad, al analizarla, se convocan a
transformarla.
5) Dimensión ética Un
proyecto de transformación ambiental, desde el punto de vista educativo, además
de replantear el proceso de generación o construcción de conocimiento, debe
analizar la orientación valoral y política que están detrás de tal
conocimiento. Aprender a aprender la complejidad ambiental debe pasar, en el
caso de la educación ambiental y de la producción de conocimiento, por la integralidad
de la persona y por el reconocimiento de diversas formas de conocer, comprender
y transformar la realidad (Idem).
Legislación
en educación ambiental.
El derecho a un medio
ambiente adecuado alcanza su máxima expresión cuando los mecanismos para su
aplicación operan, con lo cual se hace realidad el postulado de la norma y con
ello se obtienen los beneficios de sus fines. Sin embargo, garantizar el
derecho a un ambiente sano, que impulse las posibilidades de desarrollo social
y realización individual, no es tarea fácil, ya que no basta con la estructura
normativa e institucional, elementos que emanan directamente de aspectos
jurídicos.
Antecedentes
y avances del marco legal de la educación ambiental en México.
En el país existe una tendencia histórica a ubicar a la educación ambiental, principalmente, dentro del sector ambiental; es decir, la mayor parte de las referencias legales sobre EA se encuentran en la LEGEEPA, y en menor proporción en la Ley General de Educación. En este marco resulta lógico que el proceso de institucionalización de este campo se iniciara con la creación, en 1983, de la Dirección de Educación Ambiental de la Sedue, a partir de la cual se ha desenvuelto como un campo emergente muy influenciado por la educación no formal. En consecuencia, el sistema educativo nacional se ha sentido débilmente interpelado para incorporar la EA en la currícula de los distintos niveles educativos.
La
investigación en educación ambiental.
En nuestro país, a
pesar de su crecimiento, la investigación en educación ambiental (IEA) presenta
diversos problemas y rezagos, como procesos de producción no delimitados,
trastrocamiento entre la práctica y la investigación, difusión limitada de los
resultados y productos, falta de reconocimiento social, inexistencia de una
estrategia de formación que acredite a los investigadores de este campo, en el
marco de un amplio debate respecto de su necesidad, pertinencia, identidad,
perspectivas, objetivos, metodologías, entre otros. Sin embargo, los logros
alcanzados se han constituido como un elemento central para la consolidación
del campo de la educación ambiental. Si bien el camino de la IEA ha sido largo,
hoy día se reconocen avances notables, por lo que su inclusión en la Estrategia
de educación ambiental para la sustentabilidad resulta relevante. La
complejidad de la IEA no es producto sólo de situaciones internas; también
refleja lo sucedido en el campo más amplio de la educación ambiental, tema
abordado en el marco teórico del presente documento. En este sentido, el debate
conceptual, político, paradigmático y práctico de la educación ambiental
enmarca el sentido y la orientación de la propia investigación, al definir los
temas a investigar, enfoques, prioridades, metodologías y resultados en un
proceso continuo, característico de la dinámica educativa.
Educación
Ambiental Formal
Tiene como finalidad incluir la
perspectiva ambiental, como un principio didáctico, y relacionarla con las
otras disciplinas del curriculum. Se imparte en el sistema público o privado de
educación, o la que se realiza en las instituciones educativas reconocidas por
el Estado.
En este contexto, un programa de EA
es el conjunto de estrategias y acciones que una comunidad educativa emprende
para desarrollar adecuadamente el plan educativo. El cual debe tener
intenciones y vías para conseguir sus objetivos. En definitiva, la escuela o
centro formativo sea el campo de acción para su práctica. (Leal Lozano, 2002,
2004).
El aspecto metodológico aborda la
problemática ambiental, considera la investigación del alumno(a) y el
tratamiento de problemas relacionados con el ambiente. Obviamente condicionado
a características de los alumnos (grupo de edad, madurez, perfil cultural), sus
concepciones y las disponibilidades de recursos susceptibles como fuentes de
nuevas informaciones. (UNESCO-UINC, 1970).
Educación
ambiental No Formal
Su objetivo es la transmisión de
conocimientos, actitudes y valores ambientales, fuera del sistema educativo
institucional, que se traduzca en acciones de cuidado y respeto por la
diversidad biológica y cultural (UNESCO-UINC, 1970). Se planifican actividades
específicas para trabajar las actitudes y los comportamientos. Se entiende que
la información per se no conlleva necesariamente un cambio de actitud En
síntesis, son prácticas educativas estructuradas, intencionadas, sistémicas con
objetivos específicos, de carácter no escolar, se ubica al margen del sistema
educativo graduado y jerarquizado. (Leal Lozano, 2002, 2004).
Vinculada a este tipo de educación se
incluye la Educación Informal, transmitida de forma involuntaria por agentes
sociales como medios de comunicación, gobiernos, religiones, la cual sienta
bases de partida no sólo desde el punto de vista social sino del desarrollo. Se
promueve sin mediación pedagógica explícita, tienen lugar espontáneamente a
partir de las relaciones del individuo con su entorno natural, social y
cultural. (Leal Lozano, 2002,2004).
La optimización de estas actuaciones
se da al definir destinatarios concretos para cada tema, se ajusten los
mensajes y estrategias para cada sector : consumidores (campañas de
sensibilización sobre el consumo), jóvenes (actividades de ocio y tiempo
libre), políticos (campañas de presión política).
Así, Yustos y Cantero (1997) señalan
que la EA educa a la población para la toma de decisiones y por lo tanto, debe
tomar valor no sólo en la educación formal, sino también para los grupos más
importantes de la sociedad a través de la educación no formal e informal en
donde los medios de comunicación adquieren un papel importante como canal
privilegiado de educación, divulgando información sino también, promoviendo el
intercambio de experiencias, métodos y valores.
De acuerdo a González-Gaudiano
(1998), los educadores ambientales necesitan empezar a producir conocimientos,
no necesariamente del tipo que se obtiene en un laboratorio experimental, sino
del que proviene del análisis de la realidad, para derivar de ahí las
estrategias pedagógicas y continuar la propia agenda para la EA.
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